Manual de instrucciones para padres primerizos. Estimular al bebé
No hay duda de que los niños aprenden muy rápido y, por eso, es importante ofrecerles la posibilidad de experimentar desde edades tempranas. Cada día tienen la oportunidad de adquirir conocimientos por mínimos que sean y están dispuestos a descubrir más sobre el mundo que los envuelve. Pero, ¿cómo estimular a los bebés?
La lactancia materna, su primera estimulación
La primera oportunidad que tendrás para estimular a tu bebé será desde el día de su nacimiento gracias a la leche materna. Dar el pecho al recién nacido ayudará a fortalecer el vínculo afectivo entre la mamá y el bebé además de resultar una manera ideal de alimentar su cerebro.
Más tarde, alternarás la lactancia con el biberón y cada momento de la toma será una ocasión excelente para aumentar ese contacto tan especial.
Juguetes infantiles: grandes aliados
Asimismo, son muchos los juguetes para bebés que encontrarás en el mercado y que favorecerán la estimulación de tu bebé. Uno de los juguetes idóneos con esta finalidad son los de imitación de animales. El bebé podrá escuchar el sonido de los animales más importantes y es posible que con el tiempo sepa reconocerlos e imitarlos. También triunfan los juguetes que se iluminan por colores y los sonajeros.
Adaptar la casa al pequeño
Otro de los trucos más sencillos para estimular al bebé es adaptar la casa a sus necesidades. Conforme tu bebé vaya creciendo y necesite gatear o incluso dar sus primeros pasos necesitará un espacio amplio y libre de obstáculos para explorar tanto como pueda. Eso sí, siempre bajo tu supervisión. Intenta también retirar cualquier objeto que esté a su alcance y que podría resultar peligroso. En su habitación necesitará mucho espacio, una alfombra sobre la que moverse y disponer de sus juguetes favoritos a mano.
Juega la mayor parte del tiempo.
Por último, anímate a dedicar unos minutos de tu día a jugar exclusivamente con él o con ella. Hazle cosquillas, acércale un juguete que le guste o simplemente sonríele, para que se sienta feliz y pueda interactuar contigo, ya sea con gritos, carcajadas o sílabas. También puedes enseñarle a gatear o a caminar. ¡Se lo pasará en grande! Además, conseguirás favorecer su autonomía y su autoestima poco a poco.